vendredi 20 août 2010

Día 3 : Bodenaya - Tineo [12km]

Por fin he podido dormir como los bebés de los anuncios [el del museo]. A las 22h, me echo en la cama para empezar a leer El Guardián Entre el Centeno de Salinger. Llegado a la quinta página, la suavidad de colchón y la almohada me secuestran y me embarcan en una furgoneta Volkswagen hacia el reino de Morfeo. A las doce de la noche, un sms me despierta. Abro los ojos convencido de que ya es hora de levantarse, pero la horrible luminosidad de mi móvil me anuncia lo contrario. Aún me quedan seis horas de cama. Esta sensación, la de darse cuenta que aún nos queda saldo de sueño, no tiene precio.

Louise, mi querida compañera canadiense, me aconseja que mañana vaya hasta Tineo. En teoría, la etapa es hasta Borres, a 25km. Pero un rumor corre afirmando que el albergue que allí se encuentra es un autentico antro, que más vale dormir en la calle que ahí dentro. Si voy hasta Tineo, sería una etapa de 12 kilómetros. Según mis planes, tarde o temprano tendré que hacer una etapa corta. Esas que en el Tour llaman “de transición”. Puede que mañana sea la ocasión perfecta. Tineo es una pequeña villa; donde podré pasar el día y disfrutar de sus comodidades. Además, después de las dos duras primeras etapas, una suavecita no me vendrá mal.

A las siete de la mañana, desayunamos todos los del albergue juntos. Eso provoca un arranque de etapa masivo una hora más tarde. No es mala idea la verdad. La niebla complica muchísimo la orientación. A cinco metros se ve fatal, a diez, nada. Un decorado perfecto para películas de terror. Además, la niebla y el orvallo matutino convierten el Camino en un auténtico barrizal; el paraíso para esguinces y otras caídas.

Después de una hora de caminata, adelanto a los daneses. Ya no tengo a nadie delante; adiós referencias. Más tarde, eso se convertirá en un problema para mí; cuando me empiece a preocupar por la longitud de la etapa. Ando sin parar, pero no aparece ningún pueblo. Si he pasado Tineo sin darme cuenta, la habré liado parda. Mi guía anuncia 12km, pero tengo la sensación de haber recorrido 25! No hay ruido, ni delante, ni detrás. Solo se oyen las gotas que caen de los arboles. Mi soledad empieza a crecer preocupantemente cuando al fin, a lo lejos, veo el campo de futbol municipal de Tineo. Mazzeltof! Vuelven los ánimos. Al pasar un repecho, veo Tineo colgado de una montaña. Este pueblo me recuerda Monaco pero sin los Ferraris; aunque algún que otro Lamborghini si que veo, pero son tractores. Aquí, seguro que las gallinas llevan cestas colgadas del trasero para que no se les escapen los huevos. El horizonte es aquí una mera utopía.

A la hora a la que llego (10h15), el pueblo parece muerto. Aprovecho para sentarme en un parque y comerme unos Donuts. Sale el sol y, ni corto ni perezoso, saco la ropa a secar sobre un banco. Un indigente? No, pelegrino old school. Son las once, ya puedo ir a por las llaves del albergue. Durante una hora, solo estamos tres en él (33 camas). Aprovecho para hacer todas esas cosas que no gustan de hacer en público. Entre esas cosas, lavar la ropa; a mano! Sí, no quería hacerlo en público porque iba a ser mi primera vez. Si tenía que armarla, prefería que fuese sin testigos. Pero resulta que se me dio bastante bien. Para un chico para quién la lavadora es una necesidad primaria, más que comer, no ha estado mal.

Solo me faltaba el caniche bailongo

Llega la hora de echarse flores, para ello, me regalo un festín. Hoy voy de “menú del día”; y eso en el norte de España significa: no moverte en cuatro horas. Paella, lomo, helado, café, chupito, vino, pan, y efectivamente, no me he podido mover en cuatro horas. Hasta acabé con el puntillo ese tonto que otorga noblemente el vino tinto. Pero visto las etapas que vienen, más me vale aprovechar hoy para tomar fuerzas.

Después de tres días, empiezo a realizar lo que significa el Camino desde un punto de vista social. Hasta ahora, todo esto me recuerda mucho mi Erasmus. Un grupo de personas solidarias en la adversidad y con la curiosidad y la apertura de mente como armaduras. Lo que también me llama la atención es la humildad de la gente. Ninguna señal negativa o de desaprobación pese a las condiciones de vida rudimentarias. Espero que todo esto sea contagioso.

El debate de esta noche lo centran las próximas etapas. Hay varias alternativas; etapas largas, cortas, rompepiernas, bonitas, feas, etc. Me cuesta sacar conclusiones. Lo haré como casi todo en la vida, al tuntun. Lady Gaga me ayudará para tomar decisiones –no consigo sacarme Telephone de la cabeza copón!-. Ahora toca dormir; pero no será fácil: en el dormitorio hace 200° y una horda de diminutos insectos invaden las camas. Me recuerda aquel capitulo de McGyver donde un pueblo es atacado por una invasión de hormigas malvadas. Claro que tito Mc, tenía un mechero. Y él con eso, acaba con todas ellas y te monta un parque temático. Yo lo único que puedo hacer, es imaginarme en una cama

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