Ayer, bajaba las escaleras de mi edificio volando. Tocaba ir a cobrar, lo cual aceleraba mis pasos. Iba a tal velocidad, que me olvidé de que en mi muñeca izquierda, llevaba un reloj. Un pedrusco regalado hace un par de años. Como Fernando Alonso, recortaba las curvas para ganar tiempo. Siempre a tope. Lo que pasa, es que en los circuitos de Formula Uno, no hay pasamanos; en mi escalera, sí.
Fue tal el porrazo que se llevó mi reloj, que ya imaginaba su esfera hecha trizas. Se me partió el corazón en aquel instante. Preferí no mirar a Paul. Una vez en la calle, me armé de coraje para enfrentarme al horror. Me sorprendió "solo" ver un enorme rasguño que atravesaba el cristal; yo que me esperaba a ver un boquete del tamaño de Andorra. Pese a ello, no pude reprimir una lagrimita. Pasé mi dedo por lo que quedaba de esfera y se obró el milagro! El arañazo desapareció. Las lagrimas tornaron a ser de felicidad y ya galopaba, ligero y rebosante de alegría, hacia el Dorado en forma de cheque del Banco Sabadell.
En el camino, busqué la manera de rendirle homenaje a mi inquebrantable reloj. He aquí mi particular versión del Padre Nuestro para mi querido Paul:
Paul Versan, que cercas mi muñeca
Santificada sea tu esfera
Que golpes y rasguños soporta
Hágase tu voluntad, en las horas como en los minutos
Aguanta hoy, los porrazos de cada día
Perdona mi imprudencia
Como también yo, perdono al que te maltrata
No dejes de pintar el tiempo y librate de los arañazos
Amen

Santificada sea tu esfera
Que golpes y rasguños soporta
Hágase tu voluntad, en las horas como en los minutos
Aguanta hoy, los porrazos de cada día
Perdona mi imprudencia
Como también yo, perdono al que te maltrata
No dejes de pintar el tiempo y librate de los arañazos
Amen
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RépondreSupprimerPoeta!
RépondreSupprimerUn puntazo la alusión al Banco Sabadell, qué tremendo...
Muá!!
Mmmm... creo que la Ana de arriba decía lo mihmo.
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