mardi 15 juin 2010

La Dictadura de la Granja

De pequeño, me acuerdo que en mi casa, los horarios los dictaba TVE Internacional. Se comía con Saber y Ganar seguido de Corazón De Igartiñoña y se cenaba con Gente y el Telediario; cuando llegué a cierta edad, mis padres me dejaban mirar el final del TD, lo que incluía la sección de deportes. Por entonces, no había mayor placer para mi que disfrutar con los goles de Zamorano y Mijatovic o las genialidades de Rivaldo.
Hoy en día, la televisión ya no rige nada. De hecho, en mi piso ni la tenemos (cortesía de la desaconsejable agencia que nos alquila el piso). Con la televisión a la carta en Internet, ya no dependemos de los malabarismos de los programadores catódicos. Puedes mirar lo que quieras cuando quieras.

Pero por un tiempo, otro entretenimiento dirigió mis horarios. Un invento malvado de la compañía Zynga. Sí, hablo de Farmville! O más conocida como "la Granja del Facebook".


Todo empezó a mi llegada a Barcelona. Mi prima me habló de una granja en Facebook. Un juego de gestión en el que vas llevando tu finca. Puedes interactuar con tus amigos para poder acelerar la expansión de tu terreno. Como todo, el exceso acaba siendo dañino. Y eso fue lo que pasó con mi granja.

Mi pequeño terreno se acabó convirtiendo en hacienda. Comencé a organizar mi vida en función de mi granja. Calculaba a qué hora debía volver a casa para que no se me muriera una cosecha. Tiraba de calculadora para saber qué estrategia era la mejor para optimizar el rendimiento de mis árboles. Mis animales se transformaron en cyborgs, en soldados del imperio rojo consagrados a la causa del reino. Empecé a utilizar palabras como "expansión"; "anexionar"; "conquistar"; "nuevo orden"; "Reich". Un nuevo ser nacía en mi. "Mein Kampf" se había convertido en mi pasatiempos dominguero. Había entrado en un túnel de tiranía y despotismo que me llevaba a los abismos del infierno.

Pero un viaje lo cambió todo. Cuatro días en Galicia. No sé si fue por ver tantas granjas reales, por la pereza que había creado en mí volver a un mundo sin Internet; pero el caso es que al volver a Barcelona, le hice poco caso a mi Granja. Cada vez le fui prestando menos atención a mis tierras hasta llegar a simplemente aceptar regalos. Me llena de orgullo y satisfacción poder afirmar que estoy oficialmente curado.

Moraleja de esta etapa negra de mi vida? Que a lo mejor, un buen viaje en el momento oportuno, nos habría ahorrado la Segunda Guerra Mundial (y otras).

3 commentaires:

  1. Bueno david tu deber ahora : curar a mis hermanas que estan totalement locas con este juegoOO!!! SI lo consigues, te regalaré una vaca real ! mouhahaha Pô

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  2. Yo también me desenganché, pero porque elegí el master a la granja...

    Lucía

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  3. Il est guériiiiiiii !! HALLELUJAHHHH SEIGNEUUUR !!

    J'ai voulu me supprimer totalement de cette ferme maudite mais je sais pas comment faire :p

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