vendredi 28 janvier 2011

Y qué hago hoy?

“Qué hago hoy?” Hacía más de un mes que no me hacía esa pregunta. Hoy cuando he despertado, he visto un descampado; la perspectiva se perdía en campos de tierra fértil esperando a que plantase alguna semilla de actividad. Hasta hoy, cuando despertaba, ante mí se encontraban kilómetros de vías de tren. Un camino marcado. Poca elección. Ducha; café; galletas María; prensa; Facebook (subir mi canción motivadora del día); Bicing; biblioteca. Todo ello en un bucle que duró un mes. Y hoy, estoy perdido, desorientado. Me hago la pregunta del principio y mi única respuesta es un encogimiento de hombros. Por primera vez en cuatro semanas puedo decir “no sé”. Me permito el lujo de desayunar sentado en el sofá; de ver lo que queda de día como un caracol en una autopista.

Quedan dos semanas de no hacer res de res. Aunque ya suenen los tambores de las obligaciones, es momento de darle al mute. Momento de acabar ese libro empezado justo antes de la sesión de exámenes; de pulir ese poema sanguinario; de rematar ese dibujo. Pero serán también dos semanas viviendo con la angustia de las notas. Por cierto, la forma de publicar las notas se merece un apartado.

Internet ha servido de mucho a nosotros, estudiantes. Pero también nos la ha metido bien doblá. Y es que antes, se reservaba un día para ir a ver las notas: “Tal día, se colgarán las notas en el tablón de información de la facultad.” Pero hoy sólo te dicen “algún día de estos, se colgarán las notas en la web”. ALGUNO DE ESTOS DÍAS. Esa formulación es la gangrena de nuestra paciencia. Es Satanás en un cuadro de Malevitch; todo abstracción, pero todo bilis. Mi dedo está cansado ya de darle a refresh para ver si se ha colgado algo. Es como caminar de noche por algún barrio chungo de Bruselas, te pueden dar en cualquier momento y de cualquier forma; voy con las nalgas prietas y los puños socialistas. Sin olvidarnos de los típicos bromistas que lanzan bombas de tipo “chicos, ya están las notas de xxxx en la web”, generando esperanza, miedo, pánico, angustia y al final, odio y ganas de venganza.

Señores dirigentes de facultades universitarias, abandonad ya ese sistema de publicación de resultados; lo único que hacen es quitarnos cinco años de vida por el estado de estrés constante con el que nos obliga a vivir. Podrán cargar con ello sobre su conciencia?

Mientras tanto, voy a seguir no haciendo nada.


"En ocasiones, veo bibliotecas"

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