"Revolución gabacha? Pero esto qué es?! Dos artículos seguidos en francés, traidor, bastardo, Judas! Eres el Luis Figo de la red, el Ramoncín de la web 2.0. Eres la tormenta que te pilla tomando el sol en la playa, la abuela que le confiesa a cada uno de sus nietos "eres mi preferido". Hola, qué desea?"
Así fue como me recibió ayer una dependienta del Burger King. Tras pedirle un Doble Whopper, con el cuidado de no insertar algún error lingüístico - no vaya a ser que de un porrazo con la tableta roja que agarraba encarnizadamente - le expliqué de manera muy diplomática que mis anteriores posts no pintaban nada en español. Le prometí que el siguiente sería en la lengua deCervantes Paquirrín y que se lo dedicaría. Va por ti, María Dolores. Por tus rizos colorados y tu acento con sabor a ron.

La verdad es que podría hablar de bastantes asuntos; otra cosa, es que les interese a los que se pierden por este cutre-blog.
Podría hablar de Las Fallas. Más de dos años después de mi experiencia valenciana, por fin he podido vivir aquella fiesta. Fiesta... la palabra se queda corta. A la tercera intentona fue la vencida. La verdad es que hubiera sido para quemarme en lo alto de la Torre Agbar si no hubiese ido este año. Lo tenía todo: sofá donde hacer algo que se aparentaba a lo que llamamos "dormir" (gracies Manu); conocidos; un poso de euros en La Caixa y un Alsa que en cuatro horas me haría viajar dos años atrás.
Y bien, grande experiencia. Ya puedo tachar una linea de mis "cosas por hacer antes de palmar". Dormir era lo de menos, cuidar mi estómago también. Los tímpanos, ya los tenía curtidos en mil festivales y conciertos, pero las Mascletades acabaron con ellos. De noche, aún me susurran "dile adiós a la dulce sensación de silencio, lo que te queda de vida, lo pasarás con este estridente pitido". Ver las Fallas quemar fue una bella metáfora: se puede destruir el trabajo de una vida en un par de minutos. Y los castillos de fuegos... lo malo es que ahora, cualquiera que vea me parecerá mísero y cicatero.
Pero también podría hablar de lo que vino horas más tarde. El cansancio y la mala vida valenciana empezaban a pasar factura cuando el despertador destripó mis sueños a las 7am, el lunes. Había que darle euros a La Caixa, había que currar. Pues ahí estaba yo, medio zombi en la Fira de Barcelona y atendiendo a visitantes de la Alimentaria 2010. Eso sí, de traje y afeitado. Fueron cuatro días muy, pero que muy largos, donde descubrí el significado de las palabras Taylorismo y Saqueo.
Taylorismo. Durante diez horas seguidas repetir una y otra vez "Para las invitaciones, allí al fondo"; "Para las nuevas acreditaciones, aquí mismo"; "Prensa? baje las escaleras y a mano derecha". Lo bueno de repetir tantas veces, es que llega un momento, y por hacer la cosa más amena, le das un toque coreográfico a tus indicaciones. Empiezas a hacer gestos como los de las azafatas de vuelo; todo con elegancia y gracia. Sobre todo cuando vienen a preguntarte uno detrás de otro. Esa repetición incesante también me permitió hacer mis primeros pinitos en catalán "Acreditació? aqui mateix". Voy a pedir cambio de nombre! Daví Guerrá Martí. Diosss este año me hago Laportista!
Saqueo. Hasta entonces, relacionaba esa palabra con miseria, terremotos, caos, anarquía, etc. Hoy, la relaciono con Salón Alimentaria 2010. Último día, los exponentes reparten lo que les ha sobrado. El suelo tiembla, los líquidos vibran y los cristales se resquebrajan. Llega la manada de señoras con maletas vacías, dispuestas a acabar con todo alimento en un radio de cinco kilómetros. Se lanzan como buitres en cuanto una azafata hace mueca de ofrecer algo. Esta apenas puede sacar su brazo de una bolsa, que ya las marujas saltan como si les fuera la vida en aquel bote de mermelada.
Bueno, llegados a este punto, mi formación periodística (?) me obliga a una rectificación. La ética podrá conmigo. Aquella manada no estaba formada exclusivamente de señoras... un servidor estaba dentro. Con mis bravos compañeros de trabajo, también nos lanzamos en busca de El Dorado. El Santo Grial para nosotros era una pata de Jabugo o algún Gran Reserva. Al final nada. Helados, sopas, productos Bio, mermelada, bebidas de todo tipo, golosinas, etc. Lo único que nos dejamos allí fue la vergüenza - algo de sobriedad también -.
En fin, más o menos esta ha sido mi vida últimamente. Los grandes desafíos del futuro? Seguir encontrando combinaciones comestibles para todo el Caldo Aneto (se merecen algo de publi) que acumulo en mi estantería del Eixample. Life is getting harder.
Así fue como me recibió ayer una dependienta del Burger King. Tras pedirle un Doble Whopper, con el cuidado de no insertar algún error lingüístico - no vaya a ser que de un porrazo con la tableta roja que agarraba encarnizadamente - le expliqué de manera muy diplomática que mis anteriores posts no pintaban nada en español. Le prometí que el siguiente sería en la lengua de

La verdad es que podría hablar de bastantes asuntos; otra cosa, es que les interese a los que se pierden por este cutre-blog.
Podría hablar de Las Fallas. Más de dos años después de mi experiencia valenciana, por fin he podido vivir aquella fiesta. Fiesta... la palabra se queda corta. A la tercera intentona fue la vencida. La verdad es que hubiera sido para quemarme en lo alto de la Torre Agbar si no hubiese ido este año. Lo tenía todo: sofá donde hacer algo que se aparentaba a lo que llamamos "dormir" (gracies Manu); conocidos; un poso de euros en La Caixa y un Alsa que en cuatro horas me haría viajar dos años atrás.
Y bien, grande experiencia. Ya puedo tachar una linea de mis "cosas por hacer antes de palmar". Dormir era lo de menos, cuidar mi estómago también. Los tímpanos, ya los tenía curtidos en mil festivales y conciertos, pero las Mascletades acabaron con ellos. De noche, aún me susurran "dile adiós a la dulce sensación de silencio, lo que te queda de vida, lo pasarás con este estridente pitido". Ver las Fallas quemar fue una bella metáfora: se puede destruir el trabajo de una vida en un par de minutos. Y los castillos de fuegos... lo malo es que ahora, cualquiera que vea me parecerá mísero y cicatero.
Pero también podría hablar de lo que vino horas más tarde. El cansancio y la mala vida valenciana empezaban a pasar factura cuando el despertador destripó mis sueños a las 7am, el lunes. Había que darle euros a La Caixa, había que currar. Pues ahí estaba yo, medio zombi en la Fira de Barcelona y atendiendo a visitantes de la Alimentaria 2010. Eso sí, de traje y afeitado. Fueron cuatro días muy, pero que muy largos, donde descubrí el significado de las palabras Taylorismo y Saqueo.
Taylorismo. Durante diez horas seguidas repetir una y otra vez "Para las invitaciones, allí al fondo"; "Para las nuevas acreditaciones, aquí mismo"; "Prensa? baje las escaleras y a mano derecha". Lo bueno de repetir tantas veces, es que llega un momento, y por hacer la cosa más amena, le das un toque coreográfico a tus indicaciones. Empiezas a hacer gestos como los de las azafatas de vuelo; todo con elegancia y gracia. Sobre todo cuando vienen a preguntarte uno detrás de otro. Esa repetición incesante también me permitió hacer mis primeros pinitos en catalán "Acreditació? aqui mateix". Voy a pedir cambio de nombre! Daví Guerrá Martí. Diosss este año me hago Laportista!
Saqueo. Hasta entonces, relacionaba esa palabra con miseria, terremotos, caos, anarquía, etc. Hoy, la relaciono con Salón Alimentaria 2010. Último día, los exponentes reparten lo que les ha sobrado. El suelo tiembla, los líquidos vibran y los cristales se resquebrajan. Llega la manada de señoras con maletas vacías, dispuestas a acabar con todo alimento en un radio de cinco kilómetros. Se lanzan como buitres en cuanto una azafata hace mueca de ofrecer algo. Esta apenas puede sacar su brazo de una bolsa, que ya las marujas saltan como si les fuera la vida en aquel bote de mermelada.
Bueno, llegados a este punto, mi formación periodística (?) me obliga a una rectificación. La ética podrá conmigo. Aquella manada no estaba formada exclusivamente de señoras... un servidor estaba dentro. Con mis bravos compañeros de trabajo, también nos lanzamos en busca de El Dorado. El Santo Grial para nosotros era una pata de Jabugo o algún Gran Reserva. Al final nada. Helados, sopas, productos Bio, mermelada, bebidas de todo tipo, golosinas, etc. Lo único que nos dejamos allí fue la vergüenza - algo de sobriedad también -.
En fin, más o menos esta ha sido mi vida últimamente. Los grandes desafíos del futuro? Seguir encontrando combinaciones comestibles para todo el Caldo Aneto (se merecen algo de publi) que acumulo en mi estantería del Eixample. Life is getting harder.
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire