Hace un año ya de aquél día negro para la afición Blanca. Un año del drama. Un año del evento que ni los Mayas habían predecido: 2 de mayo 2009. Doscientos años después del levantamiento de Madrid contra Napoleón, Piqué, Puyol, Messi y cia se levantaron contra la historia.
Me acuerdo de aquel día como si fuera ayer. Un sábado soleado en la costa sur del Reino Unido. Había conseguido negociar con mi jefe una fuga prematura del trabajo. A las ocho en punto fiché mi salida, a las ocho y tres minutos estaba sentado en el Pub más cercano para ver la batalla de Waterloo -obviamente, el Madrid era Francia-. Quiero dar las gracias a los desconocidos ingleses que me animaron en aquel bar y las Foster's que ahogaron mis penas.
Pero ese sufrimiento no es el tema de este post. Hoy quiero analizar como me ha cambiado el vivir en Barcelona; pasando de un pacífico aficionado al fútbol, a un retrasado hooligan.
Hace un año, me acuerdo que tenía conversaciones constructivas e interesantes sobre el arte balompédico - sí, es posible-. Fíjense hasta donde llegaba mi pacifismo y moderación, que para la final de la Champions del 2009 iba explícitamente con el Barça. No porque fuera un equipo español - ese argumento solo vale para los que nacieron antes de 1940- sino simplemente porque se lo merecían. Su juego impresionaba y me gustaba verlo. Me parecía entonces justo que lo ganaran todo. Y lo ganaron. Bravó. Aquel 27 de mayo 2009 seguía en Brighton, así que para no faltar a la tradición británica, decidí apostar en un Ladbrokes. La verdad es que fue una experiencia el entrar en uno de esos siniestros establecimientos. Aposté 5 libras por la victoria del FCB 2 - 1. Como anécdota, el Barça ganó 2 -0. Si Valdés llega a encajar un gol, hubiese ganado 55£. Victor, sé donde vives!
El caso, es que por aquellos tiempos, me guiaba el sentido común, el razonamiento y el amor por el arte - lo que hacía el Barça-. Pero desde entonces, me mudé a la ciudad Condal: lo que me ha cambiado por completo. El vivir rodeado del enemigo, de gente de mente obtusa, intolerantes, cegada por su fanatismo, me ha contaminado. Hoy, en 2010; me apunto a las Fanpage de Mourinho -ser que odiaba-; leo las crónicas de Tomas Roncero, EduardoIndra Inda o Alfredo Relaño (la cúpula directiva del radicalismo merengue); veo partidos en streaming; me alegro de que un equipo italiano llegue a una final europea; hablo más de fútbol que de música; etc.

Dios qué me está pasando?! Vivir en Barcelona está perjudicando mi salud diplomática y cultural. Es grave doctor?
Me acuerdo de aquel día como si fuera ayer. Un sábado soleado en la costa sur del Reino Unido. Había conseguido negociar con mi jefe una fuga prematura del trabajo. A las ocho en punto fiché mi salida, a las ocho y tres minutos estaba sentado en el Pub más cercano para ver la batalla de Waterloo -obviamente, el Madrid era Francia-. Quiero dar las gracias a los desconocidos ingleses que me animaron en aquel bar y las Foster's que ahogaron mis penas.
Pero ese sufrimiento no es el tema de este post. Hoy quiero analizar como me ha cambiado el vivir en Barcelona; pasando de un pacífico aficionado al fútbol, a un retrasado hooligan.
Hace un año, me acuerdo que tenía conversaciones constructivas e interesantes sobre el arte balompédico - sí, es posible-. Fíjense hasta donde llegaba mi pacifismo y moderación, que para la final de la Champions del 2009 iba explícitamente con el Barça. No porque fuera un equipo español - ese argumento solo vale para los que nacieron antes de 1940- sino simplemente porque se lo merecían. Su juego impresionaba y me gustaba verlo. Me parecía entonces justo que lo ganaran todo. Y lo ganaron. Bravó. Aquel 27 de mayo 2009 seguía en Brighton, así que para no faltar a la tradición británica, decidí apostar en un Ladbrokes. La verdad es que fue una experiencia el entrar en uno de esos siniestros establecimientos. Aposté 5 libras por la victoria del FCB 2 - 1. Como anécdota, el Barça ganó 2 -0. Si Valdés llega a encajar un gol, hubiese ganado 55£. Victor, sé donde vives!
El caso, es que por aquellos tiempos, me guiaba el sentido común, el razonamiento y el amor por el arte - lo que hacía el Barça-. Pero desde entonces, me mudé a la ciudad Condal: lo que me ha cambiado por completo. El vivir rodeado del enemigo, de gente de mente obtusa, intolerantes, cegada por su fanatismo, me ha contaminado. Hoy, en 2010; me apunto a las Fanpage de Mourinho -ser que odiaba-; leo las crónicas de Tomas Roncero, Eduardo

Dios qué me está pasando?! Vivir en Barcelona está perjudicando mi salud diplomática y cultural. Es grave doctor?
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