Esta es la historia de un suicidio. De una tragedia que no encontrará en nuestro periódico, ni en la página de sucesos, ni en la necrológica. La muerte silenciosa de un ser mudo, que sin embargo, era capaz de gritar verdades como puños. Capaz de hacernos viajar en primera clase hacia la única gran realidad de este mundo, los sueños.
Pasó su vida siendo visto, olido, tocado, analizado, vivido. A veces tirado, estropeado, abandonado como una galleta rancia en el fondo de un armario. Partió almas, corazones y razones. Amó sin esperar nada a cambio. Le traicionaron en cuanto apareció el primer bestseller de turno. Acompañó durante las cansinas horas de avión; en las angustiosas esperas en un hospital; en la frialdad de un tanatorio. Nunca decepcionó. Siempre dispuesto a abrirse y acogernos. Siempre listo para llenar nuestro imaginario desértico con fuentes de sensaciones.
Esta es la historia del suicidio de un libro. Un libro que no aguantó tantas desilusiones; tanta indiferencia. No soportó tanto maltrato; tanto desinterés. Lo que más le dolía, era ser actor pero no poder ir al cine. Hacer viajar, pero estar encadenado su hogar. Su mayor deseo era, un día poder gozar de ojos para poder leer. Para poder disfrutar del conocimiento de una enciclopedia; emocionarse con una novela, informarse con un periódico; soñar con un poema. No. Su vida se resumía a contemplar las reacciones de su lector. Y todo por el tacto. Porque un libro no tiene ojos, tiene alma. Siente cuando nos estremecemos y agarramos más fuerte el papel; cuando nos ablandamos y la humedad conquista nuestras manos. No ve, pero siente.

La decisión estaba tomada: ejecutaría la extrema melancolía. Sólo le faltaba decidir cómo. Tirarse a la Ronda Litoral? A las vías del AVE? No, ya se había sentido lo suficientemente pisoteado por el ser humano. A una hoguera? No, porque un libro incinerado es un ataque terrorista a la cultura. Lo tenía claro. Se tiraría desde lo alto de la Sagrada Familia. Moriría aplastado por su propio peso. Eligió ese lugar por su aspecto inacabado, como el hombre. Porque el ser humano nunca será una obra terminada mientras queden libros por leer.
Texto redactado para el curso de Cálamo&Cran. Enunciado: crear un texto que fomente a lectura. Y como no... yo fui a mi bola :)
Pasó su vida siendo visto, olido, tocado, analizado, vivido. A veces tirado, estropeado, abandonado como una galleta rancia en el fondo de un armario. Partió almas, corazones y razones. Amó sin esperar nada a cambio. Le traicionaron en cuanto apareció el primer bestseller de turno. Acompañó durante las cansinas horas de avión; en las angustiosas esperas en un hospital; en la frialdad de un tanatorio. Nunca decepcionó. Siempre dispuesto a abrirse y acogernos. Siempre listo para llenar nuestro imaginario desértico con fuentes de sensaciones.
Esta es la historia del suicidio de un libro. Un libro que no aguantó tantas desilusiones; tanta indiferencia. No soportó tanto maltrato; tanto desinterés. Lo que más le dolía, era ser actor pero no poder ir al cine. Hacer viajar, pero estar encadenado su hogar. Su mayor deseo era, un día poder gozar de ojos para poder leer. Para poder disfrutar del conocimiento de una enciclopedia; emocionarse con una novela, informarse con un periódico; soñar con un poema. No. Su vida se resumía a contemplar las reacciones de su lector. Y todo por el tacto. Porque un libro no tiene ojos, tiene alma. Siente cuando nos estremecemos y agarramos más fuerte el papel; cuando nos ablandamos y la humedad conquista nuestras manos. No ve, pero siente.

La decisión estaba tomada: ejecutaría la extrema melancolía. Sólo le faltaba decidir cómo. Tirarse a la Ronda Litoral? A las vías del AVE? No, ya se había sentido lo suficientemente pisoteado por el ser humano. A una hoguera? No, porque un libro incinerado es un ataque terrorista a la cultura. Lo tenía claro. Se tiraría desde lo alto de la Sagrada Familia. Moriría aplastado por su propio peso. Eligió ese lugar por su aspecto inacabado, como el hombre. Porque el ser humano nunca será una obra terminada mientras queden libros por leer.
Texto redactado para el curso de Cálamo&Cran. Enunciado: crear un texto que fomente a lectura. Y como no... yo fui a mi bola :)
y cuantos seres humanos estarán perpetuamente obras inacabadas por no leer ni un libro en su vida? pq por desgracia de esos, hay muchos.....
RépondreSupprimer